Archivo de la categoría: Historia del café

‘Cold brew y nitro’: guía sobre los cafés fríos de moda

Esta bebida contiene más antioxidantes que el café caliente ya que no se somete a las altas temperaturas. Foto: iStock

Por: HUGO SABOGAL

Siempre nos deja «fríos» Hugo Sabogal con su notas gastronómicas y en esta ocasión con este tema sobre el nuevo modo de preparar café, que de nuevo según el, no tiene nada, porque según nos dice ya se utilizaba este método desde el año 1.600.

Nosotros en Colombia este tipo de preparación hasta hace pocos años la conocemos y pocos lo han probado, porque realmente no podemos decir que sea realmente muy solicitada en las tiendas especializadas, sin embargo le damos todo el apoyo a la difusión de esta nota, con la esperanza de que sea apoyada en particular por todos los cafeinomanos deportistas y se convierta e una buena forma de apreciar los cafés de especialidad en esta modalidad de consumo. Vamos a «tomarla en serio»…

Por: HUGO SABOGAL 05 de junio 2021, 11:28 p. m. Nota de la Sección de Estilo del periódico El Tiempo

La demanda de cold brew –el flamante café frío del momento– está que arde.
Es la opción preferida por los consumidores jóvenes y por los deportistas de alto rendimiento. O, simplemente, por quien busca simplificar su ingesta diaria de cafeína.

Es refrescante, suave y energizante, y no obliga a esperar los cuatro o cinco minutos de rigor para obtener un café filtrado caliente, a menos que el cold brew se prepare en casa.

Cada vez más, se compra listo para consumir, ya sea embotellado, en lata o como líquido concentrado. Solo hay que retirar la tapa del frasco –como si se tratara de una cerveza o refresco– y empezar a beberlo de manera instantánea, incluso si se está caminando, trotando, realizando alguna rutina en el gimnasio, echado a sus anchas en el sofá o trabajando con la tableta o el computador.

Hace seis años, el fenómeno comenzó a tomar fuerza en Estados Unidos. Poco después, dio el brinco a Gran Bretaña y Europa continental. Ahora se extiende por Asia, África, Latinoamérica y, más recientemente, por Colombia, donde ya ocupa espacio propio en tiendas especializadas y supermercados.

El envase varía de forma y tamaño, y va desde vidrio y plástico hasta lata y Tetra Brik. Se distingue por sus creativas etiquetas.

Se consume solo en mezcla. Cuando se prepara en casa como concentrado, puede refrigerarse y, posteriormente, servirse fresco o prepararse como café caliente agregando agua o leche.

En cuanto al origen, las primeras infusiones en frío datan de los años 1600. Según la versión más divulgada, el concepto apareció en la antigua ciudad japonesa de Kioto, como método para producir té frío. La particularidad del llamado ‘método de Kioto’ es que el remojo se realiza gota a gota y no por vertimiento.

Otras fuentes, sin embargo, atribuyen el invento a mercaderes holandeses, quienes dominaban hace 400 años las rutas oceánicas del sudoeste asiático. Fueron ellos, además, quienes le arrebataron el dominio cafetero a Yemen, extendiendo las plantaciones de Java, desde donde comenzaron a transportar los granos a Europa.

Aficionados al consumo de la bebida, los neerlandeses se vieron forzados a crear una extracción en frío por dos razones: para beber café en las embarcaciones sin tener que encender fuego a bordo y para ampliar la vida útil del producto.

“El agua fría, al empapar los gránulos molidos de manera lenta, extrae atributos amables y aumenta la
cafeína”.

Posteriormente, la infusión en frío llamó la atención de distintos ejércitos, interesados en asegurar un fácil suministro a las tropas en el campo de batalla. El café ayudaba a mantenerlos despiertos.

Con el tiempo, franceses, británicos y estadounidenses adoptaron la técnica, con sus propias variables.

Entre 1990 y la primera década del siglo XXI, los comercializadores norteamericanos utilizaron el concepto del cold brew como base de sus cafés calientes o mezclados con lácteos. Junto con los japoneses, introdujeron los sistemas de envasado en botella y lata, y, más recientemente, en pequeñas bolsitas, como las de té. Y ahí vamos.

Hoy, la invitación es a empaparse de los conceptos básicos del cold brew y de su nuevo y popular derivado, el cold brew nitro.

Qué es y cómo se elabora

El cold brew es un método de preparación en el que la extracción se hace, no con agua caliente, sino con agua fría. La duración del proceso varía entre 12, 24 o 36 horas, según la concentración deseada. El agua fría, al empapar los gránulos molidos de manera lenta, extrae atributos amables y aumenta el porcentaje de cafeína. Difiere del café helado (iced coffee) en que este se prepara con café caliente sobre hielo.

Características

El cold brew es suave y de baja acidez. Dicho atributo atrae a aquellos bebedores que evitan los rastros ásperos dejados por la extracción con agua caliente.

Cómo y cuándo

En su forma más elemental, el cold brew se sirve fresco o con un poco de hielo. Cae bien a cualquier hora. También puede envasarse en botella, lata, Tetra Brik o en una bolsa de plástico flexible. Se compra en tiendas especializadas o se pide a domicilio, y cada vez es más frecuente verlo en supermercados, máquinas expendedoras y furgones de comida.

Además de agua, puede combinarse con lácteos de distinto origen, leche condensada, caramelo, miel, salsa de chocolate negro, helados, extractos de fruta, cereales o bebidas alcohólicas. A la hora del desayuno, por ejemplo, el cold brew se utiliza como ingrediente de un smoothie, que también incluye avena y miel de maple.

Cocteles

En la noche, se viste de fiesta, dando origen a cocteles tipo Negroni, junto con extracto de café, ginebra, Campari y vermout. Y está el Cold Brew Martini, combinado con licor de café y vodka.

Beneficios

Sin desconocer la mayor carga de cafeína, el cold brew se asocia con varios beneficios para la salud. Al prepararse con granos recientemente molidos, se convierte en un estimulante natural y aporta energía y agilidad mental. Al no someterse a altas temperaturas, contiene más antioxidantes que el café caliente.

No solo mejora el aspecto de la piel, sino que ayuda a romper las moléculas de grasa en el organismo. Este atributo se acentúa si se consume después del ejercicio. De ahí, su atractivo entre deportistas.

Quiénes lo beben

Múltiples encuestas resaltan su popularidad entre los millennials, nacidos a partir de los años 80. Un grupo no superior al 10 por ciento está conformado por personas de 50 años o más. Gran parte de su popularidad obedece a que, más que beber café, los millennials buscan experiencias.

El ‘Cold Brew Nitro’

El nitro, inventado en 2012, se obtiene al inyectar nitrógeno a un barril de cold brew convencional. El gas genera una ligera efervescencia, que le da sedosidad y cremosidad a la bebida, creando un efecto similar al de las cervezas negras, como la Guinness irlandesa. Este estilo de café vive un momento de creciente demanda en el mundo.

Además de las versiones oscuras, han surgido otras como la nitro latte. Se sirve directamente en las barras de las tiendas y se vende en botella o lata.

HUGO SABOGAL

http://www.vivircafe.co

Cuando el café llegó a América

La historia del café en América siempre ha estado ligada a Gabriel Mathieu de Clieu y muchos tratadistas del café lo han tenido que referenciar en sus escritos. Una de las mejores investigaciones y libro que conozco “La aventura del café” lo patrocinó la FNC y lo escribió Felipe Ferre, libro que se volvió importante en las librerías de “viejo” en Bogotá y donde logré encontrar varios ejemplares, para regalarlo a los amigos y por supuesto tenerlo dentro de mis preferidos.

En esta ocasión como muchas veces lo hago, comparto el artículo del gastrónomo y experto en vinos Hugo Sabogal, que muy seguramente tuvo como base la edición de Ferre, para referirse a la llegada del café y a la historia a su vez del Typica, como antecesor de todas las variedades que hoy se encuentran en las fincas de Colombia.

Los invito a leer o refrescar la memoria con esta nota publicada hoy en el Espectador y si quieren profundizar la historia averiguar en Google o Amazon por el libro de Ferrre. Es una verdadera obra editorial, que lastimosamente no volvió a repetir la Federación.

Por: Hugo Sabogal

El café es africano de nacimiento. Es árabe por haberse producido el primer cultivo agrario en sus dominios, y porque allí también se socializó el consumo y se perfeccionó la preparación.

El cafeto traído por Gabriel Mathieu de Clieu -del grupo genético de la variedad Typica- fue la fuente principal de casi todos los cultivos posteriores en Haití, República Dominicana, México, Cuba, Centroamérica y el norte de Suramérica, incluida Colombia.

También es europeo, porque el Viejo Continente impulsó su evolución y refinamiento. Y, desde el siglo XVIII, es americano gracias a las cosas del amor.

Desde su transición de arbusto silvestre en Etiopía a plantación agraria en Yemen (en el siglo XV), el pequeño grano -que hoy constituye la segunda materia prima más transada del mundo- ha sido objeto de intrigas, acaparamientos, robos a hurtadillas, contrabando, esclavitud, fuente de subsistencia y chispa de confrontaciones geopolíticas.

En 1670, Baba Budán, un sacerdote sufi de India -quien había ido de peregrinación a La Meca-, sacó a escondidas, entre sus barbas, siete granos verdes por el puerto yemenita de Moca. Los sembró en India y con el tiempo convirtió a ese país en un importante centro de producción. De India, los mercaderes holandeses expandieron los cultivos a Indonesia.

En 1711 llegó el primer cargamento a Ámsterdam, lo mismo que un arbusto donado al jardín botánico de la capital neerlandesa, cuyas autoridades compartieron varias semillas con amigos y aliados en el Viejo Continente. Uno de ellos fue el rey Luis XIV, quien ordenó transferirlas de inmediato al Jardín des Plantes, de París.

A nadie se le cruzó por la cabeza que ese regalo se convertiría en el engendro de la expansión cafetera por las Antillas y las Américas. Su principal propagador fue el teniente naval Gabriel Mathieu de Clieu, quien había sido enviado a Martinica en misión oficial. Uno de sus sueños era iniciar cultivos en esa isla caribeña, y para ello necesitaba no solo las semillas, sino la autorización del entonces rey Luis XV, quien se la negó.

De Clieu no se dio por vencido y logró, con mucha seducción, compartir su sueño con una influyente dama palaciega, quien logró conseguirle un brote. De Clieu lo plantó en un pequeño tiesto, que protegió con una urna de cristal.

En 1723, De Clieu partió del puerto francés de Nantes, sin sospechar las angustias que soportaría en el trayecto, como un intento de arrebatarle el arbusto, un ataque lanzado por corsarios tunecinos y furiosas tempestades que estuvieron a punto de hundir la embarcación. En momentos de escasez de agua, De Clieu reservaba parte de su ración para hidratar la planta.

Al llegar a Martinica, trasplantó el pequeño arbusto en un terreno de su propiedad y tuvo que rodearlo de matorrales espinosos para evitar posibles robos. En corto tiempo, ese único cafeto se multiplicó con rapidez, gracias a que De Clieu repartió y regaló semillas y plántulas a la población local, cuyos cultivos de cacao se habían echado a perder por culpa de arrasadoras inundaciones. Desde Martinica también se enviaron plantas y semillas a Surinam y a otras islas antillanas.

El cafeto traído por De Clieu -del grupo genético de la variedad Typica– fue la fuente principal de casi todos los cultivos posteriores en Haití, República Dominicana, México, Cuba, Centroamérica y el norte de Suramérica, incluida Colombia.

https://www.elespectador.com/gastronomia-y-recetas/cuando-el-cafe-llego-a-america/

El café de la Sierra: Tómalo suave

CABEZOTE-CURSO-SIERRASanta Marta – Magdalena

Noviembre 25 y 26

CURSO PRÁCTICO – SENSORIAL

El café de la Sierra Nevada de Santa Marta se conoce como el más suave del país, pero a su vez reúne una gran diversidad de perfiles de taza, que la hacen apetecida y famosa a nivel internacional, región que hemos escogido para continuar con el entrenamiento a catadores y tostadores de cafés especiales. Sumado a todos los parámetros y protocolos regidos por la industria, se evaluarán comparativamente los cafés de la Sierra de reciente cosecha, junto a muestras suministradas y acopiadas en otras regiones del país, para hacer de esta capacitación y entrenamiento algo singular, enriquecedor y significativo. El recorrido por fincas de la región así como los demás detalles de la logística, alojamiento, costos y desplazamientos, serán opcionales e informados durante el taller de capacitación.

Acompáñanos

¡Aprende a detectar los atributos especiales de nuestros varietales colombianos!
Incluye: Cafés tostados, cafés de los paneles de catación, delantal de trabajo, cuchara de catación, refrigeros de los 2 días del curso, materiales en medio digital y certificado de asistencia. Incluye Manual para tostadores en formato PDF

sierra-1

En la Sierra Nevada llueven café y miel
En la Sierra Nevada se producen tres variedades de café arábica: Colombia, Castillo y Caturro.
Fotos: Juan Camilo Serrano.
Por: María José París
Con este excelente artículo de María José París, queremos iniciar el año de la educación cafetera y el recorrido que emprenderemos por todas las regiones del país, buscando investigar y reconocer los diversos perfiles, que nos ofrecen los diversos climas, altitudes y atmósferas que nos brinda la naturaleza colombiana, más conocido en el medio como Eco-topos. El café de la Sierra Nevada de Santa Marta se conoce como el más suave del país pero también reúne una gran diversidad de perfiles de taza, que la hacen apetecida y famosa a nivel internacional, tarea por la cual la hemos escogido para continuar con el entrenamiento a catadores y tostadores de cafés especiales.
 
Estaremos informando en próximos días la fecha exacta del curso de catación de cafés de la Sierra así como el recorrido por fincas de la región y demás detalles de la logística, alojamiento, costos y desplazamientos.
 
Cafés especiales, orgánicos y con sellos de Comercio Justo, apicultura y agroturismo, son las apuestas productivas para las víctimas de esta zona del país que sufrió violencia de las Farc y de dos grupos de paramilitares y la depredación por los cultivos de uso ilícito.

Era tan tenebrosa la vida en Sacramento, un corregimiento cafetero de Fundación, en el departamento de Magdalena, que para el 2003 se había convertido en un pueblo fantasma. Desde los años 70, allí se consolidaron grupos paramilitares para proteger a algunos terratenientes, en los 80 hubo presencia guerrillera, pero en los 90, la población estuvo en medio de los enfrentamientos del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), comandado por Jorge 40, contra los hombres del Bloque Resistencia Tayrona que comandaba  Hernán Giraldo. El desplazamiento fue masivo ante las amenazas de los combates y la frecuencia de los asesinatos selectivos.

En la memoria de los habitantes de esa región todavía está lo ocurrido entre diciembre de 2001 y febrero de 2002. En ese lapso, según cifras de Acción Social de Presidencia de la República, 1.700 familias fueron obligas a desplazarse para ser utilizadas como escudo humano por parte de las tropas de Hernán Giraldo.

Sacramento fue un territorio de disputa. Era estratégico porque se convirtió en un corredor natural que conecta al Magdalena con el departamento de Cesar. Fue un camino para sacar la marihuana de la ‘Bonanza Marimbera’, y luego se convirtió en una bodega para esconder narcóticos, armas y contrabando.

Nada logro prevenir el éxodo. Ni ser parte de la montaña costera más alta del planeta, ni ser declarada por la UNESCO en 1979 como una Reserva de la Biósfera, fueron  suficientes para subsanar las necesidades humanitarias de la población.
La majestuosa Sierra Nevada, la meta inalcanzable de la Comisión Corográfica, el sueño frustrado de Agustín Codazzi, ocupó el tercer lugar en el escalafón de territorios expulsores de pobladores en el país. Solamente fue superada por Urabá y Montes de María, concluyó el Centro Nacional de Memoria Histórica en “Una nación desplazada. Informe nacional de desplazamiento forzado en Colombia”, publicado en 2015.

Dagoberto Quintero es el representante legal de la Asociación de Productores de Sacramento (Asoprodesa), que fue creada en 2013 con la misión de apoyar a los caficultores y apicultores. Tanto su familia, como 196 más, fueron víctimas del desplazamiento forzado en los años 90, en especial por la expansión paramilitar. Comenzaron a regresar de su exilio en 2006, cuando el Frente Resistencia Tayrona y el Bloque Norte de las AUC, se empezaba a desmovilizar por la entrada en vigencia de la Ley de Justicia y Paz.

Sin garantías jurídicas, volvieron a su pueblo bajo la figura de retorno voluntario y mientras subían notaron que su paisaje había cambiado: los cafetales estaban secos y la desaparición de los árboles era evidente, casi no había vainillo y tampoco quedaba mucho cedro. Los paramilitares usufructuaron el café y no cuidaron los cultivos, y además, se dedicaron a tumbar las selvas para vender las maderas en mercados ilegales.

Regresaron a casa, pero les tocó empezar de ceros. Poco a poco recuperaron los cultivos de café y su pan coger. Muchos no tenían plata para los insumos químicos que requiere la broca, y aunque es muy dispendioso, la combatieron manualmente. Sin saberlo, se estaban sincronizando con las demandas del mercado internacional de café: estaban cultivando un producto orgánico.

sierra-2

En 2008, la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) instaló el programa de Familias Guardabosques para incentivar la sustitución de cultivos de uso ilícito e invitaron a los miembros de la Red Ecol-Sierra a participar.

Esta asociación fue creada en 1997 por caficultores de Ciénaga y Santa Marta que empezaron el cultivo del café orgánico. Después se adhirieron miembros de Aracataca y Fundación.

Víctor Cordero, caficultor, hijo de colonos y representante legal de Ecol-Sierra cuenta que UNODC los buscó porque su organización ya había obtenido en 2002 y en 2005 sellos y certificaciones de café orgánico y comercio justo. Para Julián Ruiz, gerente de Banexport, “la doble certificación era algo que demandaba el mercado internacional y parecía imposible de encontrar”, pero a través de Colombia Verde se enteró de la Red Ecol-Sierra y desde el 2008 se convirtió en su aliado comercial.

Como sucede con todos los commodities, los precios del café están en constante fluctuación. La cosecha en la Sierra es de octubre a marzo, y es imposible predecir cuánto valdrá cuando se cotiza en el mercado bursátil. A veces es bueno, otras no tanto. Por eso se volvió imperativo diversificar la economía local, porque a pesar de la fertilidad de sus suelos, es muy difícil sacar adelante productos perecederos por las dificultades del transporte. Se empezó con la producción de miel y hasta ahora, los resultados han sido muy buenos.

Ecol-Sierra brindó asistencia técnica e insumos para la producción de miel. Por cada colmena, había que plantar 100 árboles. Así se diversificaba la economía y se trabajaba en la restauración de los bosques maderables que habían sido talados años atrás”, dice Emel Yaruro, presidente de Asoprodesa.

sierra-3

Para cumplir con la Ley de Víctimas, el Gobierno Nacional tenía que diseñar programas para generar empleo rural y urbano y así apoyar el autosostenimiento de las víctimas. Fundación, Magdalena, fue uno de los municipios focalizados porque allí se registró una de las cifras más altas del país: 46.433 desplazados y 20.762 hectáreas de tierra abandonadas, según información suministrada por el Proyecto de Protección de Tierras y Patrimonio. Desde el 2014 los esfuerzos que se adelantaban se complementaron con Somos Rurales, un Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Trabajo. Se han atendido a 320 familias víctimas del conflicto en la Sierra Nevada de Santa Marta: 190 Sacramento y 130 en Minca, un corregimiento de la capital del Magdalena que tampoco escapó de la presencia guerrillera ni de la arremetida paramilitar. Y se han invertido 2.100 millones de pesos en líneas productivas de ganadería sostenible, café y miel.

En este escenario se han concentrado en mejorar las capacidades de los cultivadores en temas como la caracterización de taza, -una metodología de evaluación del café- y el mejoramiento de los procesos poscosecha. Para lograrlo han adquirido despulpadoras, beneficiaderos, marquesinas de secado y tecnología para mejorar la fermentación en todas las fincas. Todo esto con la idea de alcanzar los más altos estándares internacionales con una materia prima que es reconocida como de primera calidad.

Asoprodesa está empeñada en superar lo hecho hasta ahora. No se conforman con vender el café en estado verde o en pergamino (seco) y en ese propósito han encontrado el apoyo del PNUD. Quieren tecnificarse para superar la frontera del cultivo y pasar por el proceso que los lleve a mejorar la fermentación, el secado y una tostión, hasta llegar al empaque y la venta al consumidor final.

En ese camino ya han se han preparado también en el aspecto financiero y ejecutaron un proyecto con el que adecuaron una casa, en un centro de agronegocios y diseñaron etiquetas para el café y la miel.  “Con el PNUD hemos aprendido que la apicultura no es solo miel, sino que también tiene usos industriales, como las ceras”, dice Diana Quintero, secretaria de Asoprodesa. 

Pero además de planes y sueños, también existen varias limitaciones por sortear. Una de ellas es que en Sacramento solo hay paneles solares y no hay capacidad para instalar una tostadora. Por ahora, tiene que enviar el grano a Santa Marta para tostarlo. Eso significa unos costos de transporte por más de cuatro horas atravesando casi todos los pisos térmicos de la Sierra Nevada.

El agroturismo es otra apuesta para dinamizar el autosostenimiento de las víctimas, especialmente para las de Minca porque hay potencial: es muy cerca de Santa Marta, hay caminos pre-hispánicos, mobiliario cafetero del sigo XIX, paisajes, café y miel.

Ana Delia Becerra es hija de colonos de Norte de Santander y es propietaria de Eskandia, una finca cafetera que también es un hostal. Contó, entre risas, que se dedicó al cultivo orgánico desde 1998 porque había quedado viuda y, aunque tenía tierra, no tenía plata para comprar todos los químicos.

“El café crecía y en el Comité Cafetero me hablaron de ese proyecto de orgánico. Para certificarse tocaba tener limpia la tierra de químicos por tres años y yo ya tenía ese tiempo. Así me pude vincular a la Red EcolSierra”. Ana Delia será beneficiada en la siguiente fase de Somos Rurales con una estufa ecológica para su proyecto ecoturístico.

En la Sierra Nevada llueve café en el campo, caen aguaceros de yuca y aunque no hay té, sí hay miel. Las variedades de cafés arábicos, la limpieza de su trazabilidad confirmada con los sellos orgánicos y de comercio justo, la apicultura y el agroturismo, son esfuerzos que se enmarcan en el uso sostenible de los recursos y que sin duda, podrán mejorar la vida de las víctimas de la montaña costera más alta del planeta.

La colonización de la Sierra Nevada

El retorno estuvo inspirado en los abuelos de estos pobladores, campesinos liberales de Norte de Santander, Santander, Tolima y Huila que se refugiaron en las selvas vírgenes de la Sierra Nevada para salvarse de la violencia bipartidista de los años 50. La historia los llamó colonos.

Con machetes y alpargatas estas familias subieron por la Sierra, y como le sucedió a José Arcadio Buendía en la fundación de Macondo, “la trocha que iban abriendo a su paso se volvía a cerrar en poco tiempo, con una vegetación nueva que casi veían crecer ante sus ojos”. Se quedaron entre los 900 y los 1.500 metros sobre el nivel del mar.

Con una temperatura entre los 17 y los 24 °C, y suelos ricos en nutrientes, se dedicaron a cultivar café, como lo hacían al interior del país. Hay registros de café desde finales del siglo XIX en Minca, mucho antes de su llegada. No obstante, la tenencia y uso de la tierra era diferente: La Victoria, era una hacienda de alemanes de apellido Weber o El Recuerdo, que era un latifundio de ingleses.

Con la expansión de la frontera agrícola, aumentaron los cultivos de café, en plena Guerra Fría comenzó la agricultura intensiva con el uso de fertilizantes y plaguicidas. Esta “optimización” se denominó Revolución verde y fue financiada por la Alianza para el Progreso, un plan de Estados Unidos que suponía mejorar la distribución de la riqueza y una reforma agraria. Era un programa asistencialista para frenar la influencia del comunismo en América Latina.

Tomado de El Espectador: (Fotos y textos).