Una mezcla de felicidad y nostalgia fue la que sentí al encontrarme con Carlos Velandia, al ir camino a casa en Bogotá y encontrarme a este amigo cafetero de Santander, con quién desde hace varios años veníamos conversando acerca de las grandes posibilidades de una tienda móvil,sobre nuestro representativo vehículo icónico del Willys.
A Carlos, al igual que a mí, el Willys nos atraía y apasionaba de una forma particular. Transmitirle mis experiencias al frente de la primer tienda que tuve en la Avenida de Chile, llamada Willys Coffee, le sirvió de inspiración luego de tomar con nosotros un curso y así lanzarse a la aventura de armar y dotar de máquina y molino varios Jeeps y dirigirse hacia Brasil con motivo del Mundial de Fútbol, junto a su hijo y un grupo de amigos apasionados por el café y también por el balompié. La verdad me sorprendió cuando después de varios años de no encontrarnos, lo ví en noticieros de televisión con su grupo recorriendo cada país de Latinoamérica, hasta llegar a su destino final.
En este nuevo encuentro en Bogotá, Carlos me compartió un documento que elaboró, sobre la expedición lograda en Brasil y sobre la nueva «aventura», que piensa emprender con el propósito de recorrer Colombia llevando un mensaje de paz, acompañado de una buena taza de café; propósito que mejor compañía no podía tener. Nadie se reúne alrededor de una taza de café para pelear o hacer la guerra.
El objetivo de este cafetero emprendedor, no es más que el de llevar un mensaje de paz, llegando a todos los lugares, sectores y regiones del país, pidiendo dialogo, reconciliación y perdón, con un vehículo símbolo de trabajo y lucha del colombiano caficultor.
Ojalá su mensaje sea el «grano» que se a través de una cálida bebida lleve a la reconciliación de un país como el nuestro, lleno de gente buena, trabajadora y emprendedora como Carlos. Por lo menos cuente conmigo PARCE¡