Cuando hable por primera vez con Pablo Quiroga en el café de Full City Coffee House en Buenos Aires y me elogió el café que le ofrecíamos en el macchiato que pidió, me planteó la posibilidad de ofrecer un curso de café en la ciudad de El Bolsón de donde era oriundo, pero nunca imagine que este sitio famoso por sus atractivos turísticos, deportes de invierno, montañas mágicas, nieve, lagos, cataratas, cascadas y demás paisajes encantadores; pudiera contar con tanto potencial gastronómico.
Con bastante tiempo fuimos preparando las charlas y entrenamiento sobre catación, preparación y arte latte, que podríamos ofrecer para los allegados y socios de Pablo, pensando mucho en cómo irían a recibir nuestros conocimientos y experiencias cafeteras.
La primera tarea fue enviar un pequeño despacho de café colombiano a Pablo y a partir de allí, el interés por el producto nuestro se multiplicó. Pablo como buen diseñador gráfico que es, además de su profesión como terapista neural, se dió a la tarea de diseñar un afiche promocional, para que la gente de la región se enterara. Este llegó a conocimiento de los tostadores y cafeteros de Bariloche a través de las redes sociales y así mismo se motivaron en contactarnos y unir esfuerzos para hacer posible nuestra visita y capacitación, también a esta ciudad.
La primera sorpresa que nos llevamos fué al llegar muy temprano en la mañana al terminal de buses donde nos encontraríamos con Pablo, a solo dos locales de la oficina de los buses, y empujados por el frío natural de este lugar, encontramos una pequeña cafetería, sencilla, pequeña dotada con máquina capuccinera, decorada sobriamente con dispensadores «modernos» de café, donde se leía «café colombiano» y con solo hablar y pedir el primer cafecito, el dueño y su esposa se emocionaron al saber que eramos colombianos y nos entablaron conversación. Enseguida Daniel Borrás, no dudó en acercarse a la máquina y comenzar a cuadrar el molino, mirar los granos e indicarles cómo podrían mejorar la calidad de su bebida, con unos pequeños ajustes. En un momento ya eramos grandes amigos y no fue posible que nos dejaran pagar la cuenta.
Luego llegó a la cita Pablo, nos dimos el consabido saludo de beso argentino y nos dirigimos a La Jauja, donde ya nos esperaban su administrador, trabajadores y amigos interesados en la capacitación.
La Jauja es un lugar donde se producen los mejores helados, chocolates, cervezas y comida de la región. Negocio que ha sido asumido por la segunda generación de la familia Mazzini con un enfoque moderno de gastronomía. Sus actuales dueños cuentan con una gran formación dirigida a liderar en cada negocio que asumen.
Desde el primer día y hasta el cierre, su administrador y propietarios nos acompañaron en las prácticas de preparación de café y sus módulos de «barismo», arte latte, catación historia y contextualización del mundo de los cafés especiales.
El grupo estuvo conformado por trabajadores de la Jauja, el Café de las Flores (homenaje que hacen sus dueñas al famoso e histórico de París) y varios profesionales como Pablo interesados en incursionar en el segmento de cafés especiales en esta región.
Comenzamos como es usual hablando de historia, botánica y la particularidad de los procesos, ubicando al café colombiano en el contexto mundial y enseguida pasamos a trabajar y preparar con todos, en diversos métodos de filtrados para acercar de manera grata al grupo, al sabor y características de las arábicas colombianas.
Los diversos pasos del proceso del café y su preparación se rematan al final con un premio: Un grano de café recubierto de chocolate, que fascina a estos habitantes de la Patagonia. Además habría que agregar que eran granos caracolitos tostados y recubiertos con chocolate de Santander, que nos enviaran los amigos de la Mata del Café en Bucaramanga, con dos colombianos apasionados y aventureros que llegaron y nos acompañaron durante todo el taller, Carlos Prada y su señora Isbelia, a quienes vemos al fondo en la foto siguiente.
Pero bueno, si hablamos nuevamente de catación el chocolate en El Bolsón es un producto de calidad que se suma a la degustación y cata de helados, cerveza, vino, carnes, pastas, mermeladas y mucho delicatessen, que deleita y fascina a los visitantes y habitantes del lugar.
En las jornadas diurnas nos dabamos a la catación, a la degustación de cafés colombianos de Santander, Sierra Nevada, Cundinamarca, Támara, Calarcá que habíamos traído desde Buenos Aires y de noche nos dejábamos «seducir» por el chocolate, los vinos, la cerveza, los helados y las «picadas» veganas que Pablo y sus amigos nos habían preparado. Pablo nos brindó su vino y aperitivo orgánico a base de saúco de la región, así como la cerveza artesanal que el mismo procesa en su chacra, con un diseño y mensaje esperanzador: Solo el amor salvará al mundo.
Argentinos, españoles, colombianos éramos tan diversos como los componentes de los platos que Pablo Quiroga y sus amigos nos brindaron, en una cálida velada.
Ya para despedirnos en la noche anterior al cierre de la capacitación, los amigos de la Jauja quisieron darnos cátedra de catación de helados con ingredientes tan exóticos, imposibles de rechazar. Helados de rosa mosqueta, lúpulo, ristretto, cardamomo, grosella, chocolate amargo,vainilla, etc.
No podía quedar sin mencionar el vino ni las cervezas artesanales que se elaboran artesanalmente por Dino Fraschetti en su viñedo de una parte y por otra de Pablo Quiroga, que le dan renombre y notoriedad a los productos de El Bolsón.
SALUD¡
Que agradable historia y que gran enseñanza de parte de dos culturas….el cafe colombiano y el vino argentino!!!
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Exactamente Andrés compartiendo se aprende. Siempre hemos creído que el vino es un gran referente para el mejoramiento de la cultura de los cafés especiales, son muchas las similitudes e el desarrollo de esta gran cultura y los argentinos han sabido capitalizar esto.
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Muy bueno Dino!
Felicitaciones a vos,familia y Pablo tu hermano. Alicia Keuchkarian desde Río Gallegos
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