Siempre escuche decir que nunca se deben hacer comparaciones, pero confirmo que en el caso del café y de su análisis sensorial si que es indispensable y necesario.
En una cata a ciegas realizada ayer, para elegir el café que vamos a agregar a los que ya se vienen procesando en Full City, en dos sesiones y en las mejores condiciones de trabajo del laboratorio, tuvimos la gran experiencia de probar arábigos de Etiopía, Sumatra, Costa Rica, Honduras, Brasil y por supuesto nuestro café de Colombia, Nariño, Cauca y Cundinamarca.
Allan Dorgan y Victoria Angarita que se inician en esta tarea de analistas, valoraron la idea e importancia de construir su propio laboratorio en su planta de tostado, cosa que ya realizan y pronto inauguraran. Martín el propietario de este buen laboratorio, no solo nos brindó sus instalaciones, sino toda la experiencia y dotes de gran profesor.
Paso a paso y con el protocolo de la SCAA, fuimos analizando cada una de las muestras.
Todo esto nos esperaba para la jornada de la mañana, que por estas cosas del aprendizaje y de la paciencia y gentileza de Martín, se prolongaron hasta pasado el medio día. La organización y conocimiento del tema se reflejan en esta imagen del laboratorio, que siempre insisto en los cursos de catación que brindamos en Colombia, a quiénes aspiran a cumplir un buen papel en el medio cafetero.
Con un poco de esfuerzo y sin ser necesaria una gran inversión, se puede adecuar un buen laboratorio.
Y como de «comparaciones» realmente se trataba, Allan y Victoria optaron por la mejor decisión: Evaluar con calma todos sus apuntes y optar por la mejor calidad, comprando luego el café que mejor se ajusta a su clientela.
No hagan conjeturas, déjense invitar a tomar el mejor café de Buenos Aires y comparen muy bien al lado nuestro.