Por considerarlo de vital importancia quiero compartir con todos los visitantes a Educafes, el interesante artículo de Rodrigo Alberto Peláez, publicado en la Patria de Manizales. el 3 de Enero pasado. El articulista es un experto cafetero, que se interesa por los temas que más nos involucran en la conformación de una comunidad, que propenda por el respeto al al trabajo del caficultor directo, por la defensa y valoración de la calidad del café colombiano.
Así mismo queremos hacer notar la importancia de la educación de todo aquel que quiera proyectar su producción y café a mercados internacionales y porque no, también al mercado naciente de las tiendas especializadas en todo el territorio nacional. Aprender de catación, convertirse en analista de calidad, contar con un propio laboratorio, tanto en finca, como en empresa cafetera, no es un hobbie, es una obligación y necesidad prioritaria. No podemos seguir vendiendo a ciegas lo que las montañas nos entregan generosamente. La distribución de la riqueza comienza en la eliminación de intermediarios de la cadena de valor o por lo menos aprender a negociar con argumentos.
Oferta ambiental en café especial
Por: Rodrigo Alberto Peláez
Nuestro modelo productivo en café se enfrenta a los retos que imponen las nuevas condiciones de los mercados cada vez más conocedores, que reconocen con precio el esfuerzo en calidad de los productores. Colombia se especializó en producción de «Commodities», desaprovechando espacios para café de alta calidad. Las zonas altas a las que fueron replegados los pequeños productores, que tradicionalmente eran consideradas tierras sin vocación agrícola clara, son hoy los sitios con alto potencial productivo para café por taza.
La oferta ambiental y el clima de montaña, entre 1.600 y 2.000 msnm, influye en la fisiología de la planta. Durante el día se realiza el proceso de fotosíntesis y se genera la glucosa que necesita para el crecimiento. En zonas altas con amplitud térmica donde los grados de temperatura fluctúan en rangos mayores a 12 grados entre el día y la noche, cuando la temperatura baja de 16 grados en la noche, se genera una especie de inactivación metabólica, como si se durmiera la planta, que hace que consuma menos glucosa, crezca menos y ese azúcar se almacena en el mucílago del grano.
Esta condición hace que sean más dulces con más grados Briggs (contenido de azúcar) que determinan mayor complejidad en la taza al expresar notas, aroma, fragancia, acidez y cuerpo que los diferencian de las tazas planas del café corriente. Estas características son las que hay que identificar y validar para aprovechar la oferta ambiental de muchas zonas de nuestro país, estandarizar procesos de calidad para que la bebida siempre esté dentro de unas características de sabor que fidelicen nuestros clientes; no podemos dar hoy una calidad y mañana otra porque eso no es sostenible en una cadena de valor; una marca tiene que protocolizar sus procesos de calidad.
El mercado de especiales está llegando a tan alto nivel de sofisticación que es posible con pruebas de resonancia magnética, espectofotometría y densidad determinar a qué altura sobre el nivel del mar se cultivó ese café o qué variedad es. Esto es importante porque en el mercado de algunas cápsulas la cantidad de café necesaria para dar los estándares solo se obtiene con café de alta densidad (1,335 que significa que el café está cultivado a más de 1.500 msnm), densidades bajas no caben en las cápsulas. Por otro lado, a mayor densidad también caben más sacos por contenedor lo que optimiza la logística, permite reducir los costos, hace más eficiente la cadena, lo cual podría ir en beneficio de los productores siempre y cuando las relaciones comerciales se desarrollen bajo un marco de transparencia.
En Colombia se compra el café a los productores por kilogramos y factor de rendimiento pero el valor de este en los mercados es por taza; nadie al comprar el café pregunta: ¿Cuánto pesaba este café? ¿Qué factor daba?, ¿Qué porcentaje de pasillas o broca tenía? La gente está tomando el café por sabor y nosotros no nos estamos sintonizando con la cadena, no conocemos la comercialización de nuestro producto, no sabemos a qué exportador le vende la cooperativa el café y este a su vez a quién y a qué precio. Además de la cadena de intermediarios tenemos una cortina densa que no permite que haya trazabilidad en doble vía, más sí nos la exigen a nosotros, somos completamente ciegos en el negocio y no sabemos nada más allá de la entrega el sábado en el pueblo.
Tenemos que trabajar en el acortamiento de la cadena de valor, donde todos aportemos, eliminando intermediarios, «coyotes» que se quedan con los diferenciales, dejando solo aliados estratégicos que trabajen sintonizados con nuestras necesidades para que el valor vuelva al origen que es donde debe llegar para que sea sostenible.
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Este es un aporte de nuestro querido amigo catador y colaborador permanente, que se autodenomina CatAaciegas, que difiere en algo a la nota de Rodrigo Peláez y que ojala motivara a muchos a brindarnos su aporte.
– Por un lado TODAS las pasillas tiene origen en la finca (en trilla no ocurren eventos diferentes a lo que formalmente describe la palabra), si se pueden clasificar como origen en cultivo y origen en proceso de beneficio, pero sin excepción provienen de la finca. Mas del 75% son consecuencia de un mal beneficio y un pequeño porcentaje se lo dejamos a la naturaleza (grano averanado y grano paloteado).
– Por otro lado esta es una perla: Tradicionalmente en los análisis de compra han sido castigadas con descuento y las nuevas fórmulas no han mejorado los precios para el productor y en muchos casos hasta lo han castigado más que la anterior. Culturalmente ya nos tienen adiestrados para que aceptemos que esas pasillas sean descontadas en el precio; estas bien trilladas pueden dar café que en taza puede comportarse en forma similar a nuestro café tipo federación.
Las pasillas nunca darán taza similar al excelso, en las trilladoras no se hace magia, solo un proceso termodinámico donde intervienen las operaciones unitarias descritas en leyes físicas: entra una masa sale una masa, tu metes pasilla a trilla y sale de igual manera pasilla…
El fondo del asunto no es realmente que al exportarlas se refleje un mejor precio al productor, el fondo es que los compradores internacionales quieren ponernos en un mismo punto con suaves centroamericanos y otros suramericanos para NO pagar el diferencial descrito en el contrato C de prima por sobre precio, la presión es externa y los caficultores se están tragando el gusano y el anzuelo.
Es mi humilde opinión.
Un abrazo.
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