Nunca antes se había celebrado con tanto entusiasmo la fiesta de los cafeteros colombianos y tal vez por primera vez las nuevas tiendas especializadas, las cooperativas, los tostadores pequeños y medianos, junto con los organismos gubernamentales que apoyan a los caficultores, “echaron la taza por la ventana”, como es el caso de Santa Rosa de Cabal, donde se propusieron la meta de lograr superar las 20.000 tazas de café colombiano,del Record Guinness.
Y es que ya se puede hablar de un movimiento interesante, como es el de los micro-tostadores o tostadores artesanales, conformado por productores directos en su gran mayoría y por empresarios emprendedores de tiendas especializadas, que se dieron a la tarea de realizar eventos de degustación, descuentos y promoción en sus locales, de lo que cada uno considera “el mejor café del mundo”.
A esto por supuesto se sumaron las grandes cadenas de supermercados, que en sus góndolas exhibían también los cafés tradicionales, que se promocionan desde el Programa Toma Café. Juan Valdez hizo con todo lujo de detalles el lanzamiento de un café cultivado por la productora Nancy Muñoz, con un micro-lote de café Premium huilense, de Pitalito.
Realmente podemos decir que en muchos pueblos y ciudades del país, por primera vez el café se vistió de fiesta, porque la gran cantidad de empaques de todo tipo, la gran cantidad de marcas y de formas de presentación, en grano o molido, sumadas al orgullo de las degustadoras que ofrecían café a todo el que se acercaba, a los baristas que se lucían en la preparación, junto a los consumidores que se dieron gusto probando orígenes del Huila, Nariño, Cauca, Santander, Boyacá, etc.
Los comentarios de la gente en su consenso eran de apoyo y reconocimiento a la calidad de los cafés que se ofrecían, muchos entendiendo además que la calidad cuesta y que ya es hora de superar los “malos tragos” de los cafés que nos dejan en el país. Ya podemos consumir lo que con tan esfuerzo producimos, decían algunos.
Nosotros igualmente nos sentimos recompensados al ver que la labor de educación y capacitación que ofrecimos durante más de una década, con la Escuela Colombiana del Café y Educafes no ha sido en balde y a que a ella se suman hoy nuestros primeros alumnos, la organización Toma Café, El Sena, las cooperativas, los exportadores, los entes municipales y gobernaciones, sin hablar de la Federación que ha tenido siempre esta responsabilidad.
Ahora después de la fiesta solo queda continuar con la tarea de acercar al consumidor a la calidad, con actividades de catación y degustación para convertirlo en juez y parte, buscando el reconocimiento y precio justo por el trabajo esmerado del anfitrión de esta celebración: Nuestro caficultor.
Nota:
A última hora recibimos el mensaje de Oscar Arango Gaviria uno de los organizadores del Record Guinness en la población de Santa Rosa de Cabal, que a su vez compartimos con todos nuestros amigos: